"Seducido por la voluntad del aire"

Discreto, el sin tierra, de vez en vez nos obsequia un detalle de sus visualizaciones narrativas...

Etérea

Author: EL AERONAUTA /

Bienvenidos al segmento presente, del sueño inmemorial. Donde las palmas del crepúsculo insisten en reformular el gusto clásico del día. Con un aspecto inespecífico para la gama ecuánime de las primeras luces. Bienvenidos al rincón secular de la abundancia esencial, donde deambula el espacio y la causa visual que lo provoca. Retiro ante cualesquiera cuantías frívolas irrelevantes, que ocupen parte y término. Bienvenidos al dogma aerodinámico preponderante, donde la herencia del pampero se exhibe como un legado de sus hábitos errantes. Consecuente al cosmos de sus introspecciones exquisitas. Bienvenidos a la tierra del aire, donde la paz de una hermosa alada, guarece en la delicadeza de cada sonrisa facilitada. Donde el aeronauta comanda el bólido rústico, e inocuo trajina cada hoja escrita que el vendaval olvidó. Bienvenidos al resguardo oriundo de las imperfecciones de este mundo absoluto, donde el detalle se disfruta en el desvío de las apreciaciones relativas. Bienvenidos al acuerdo entre la química y el físico, entre la concepción natural y la pulsión ilimitada, entre la oferta divergente y la demanda variable. Donde la expresión de los sentidos, aborígenes milenarios del asombro, radican sus pertenencias en este sitio libertario, diversivo y celestial.

LA PAZ

Author: EL AERONAUTA /

Los naturales susurran pacientes un pequeño suspiro. Promulgan la incipiente calidez del un otoño intermitente, quien juega entre sueños a ser primavera en un territorio momentáneo. El renacimiento ilustrado secunda las sombras de los habitantes de la pragmática entelequia, quienes rememoran y se entregan a las inclemencias terrenales. Una definición para la armónica secuela de sus pedidos elevados, todos y cada uno de ellos se materializan en la providencia de sus placeres. Aparejados por la plataforma aérea, donde las fronteras cutáneas generan continuación en un desnudo abrazo. Allí sin gravedad ni agravio, enfilan detrás de un arquetipo exotérico concordante. El equivalente vector que rige sus itinerarios senderos aórticos. Los causales desnudan la insolvencia de rutina alguna; ya que, nadie inmortaliza los sucesos del día anterior. Los responsivos nativos de la paciencia, eluden todo embate belicoso y fecundan los motivos de la tolerancia infinita. Reafirman sus condiciones proscritas, de eufemismos en banderas epiteliales. Los exonerados patrimoniales profundizan los detalles elementales, y moran sus espectros en la argumentación inmune de sus elaboraciones. La patria biológica, los cobija… entre hemoglobina y pensamientos, entre protones y firmamento sustancial, entre ritmos cardiacos y oscilaciones estimulantes. Entre el sosiego interno, los constitutivos y su necesaria urbe consonante.

EL HOMBRE DE CRISTAL

Author: EL AERONAUTA /

Un dogma oportuno desplaza la inventiva peculiar, la que arrea esta bifurcación desmedida. La presentación de una triste congoja, es lo que describe y argumenta como las antípodas del frágil antihéroe. Un mortal supuesto, más ficticio que mortífero; quebranta un par de caricias voluntariosas, para el escudo frondoso del tosco prolifero. Festejan al unísono sus signos vitales, debido al causal del gradiente científico. El amanecer se hace arrugas de basilio en el crepúsculo de su inconsciente. El plan creativo se desprende de la habilidad que heredo el viento de soplar. Incubado aliento para el soporte óseo preciso, no quiera el frió ser tan despiadado, ni tan gentil. Hormonal se despide nuevamente el cromosoma inmolado, por x auspicio cualesquiera y, homologado por sus cuarenta y seis insistentes. Matemáticas a Marzo, el corazón a diciembre; suma conveniencia para la despedida festiva y el arribo alegórico. A deshora el retraso siempre es puntal en la coartada, sin utilidad ni usos horarios. Sonríe posesivo el sol, en el bolsillo derecho del alma… para la incredulidad de otro sitio tan oscuro. El miedo se adeuda una visita, pero siempre le agrado arribar por sorpresa. De es profeso tiembla para el asombro, en estos tiempos escasos, portentosos y espontáneos. Lucida su cruz, enaltece el sacrificio de poblar su pecho. Su sombra, rehusa su condición y llora despechada por el amor que persigue. El hombre de cristal sonríe y se aleja, por su duda, de todo agudo ruido.

EL ASUETO DE LA BUENAVENTURA

Author: EL AERONAUTA /

Mandinga amaneció escaso de pie derecho, para un domingo parroquial. Escatológicos e intermitentes pasos a merced de un siete vidas, encaminado hacia su próximo suicidio. Se acopia las sendas del tiempo, y se torna esquivo el éxito de los movimientos, cuan sufrible sea la desdicha para delegar culpa en cualquier tercero. La descortesía de los hechos, con la voluntad del infortunio y sus secuelas dieron aun mas claridad a la utilización diaria. Atinando en la sospechas del mismo tropiezo, con ecos hipocondríacos de los que siempre gráfica la historia. Ligando algunos días de truenos para el cúmulo nuboso que lo acompaña. Repeticiones y presagios para cada uno de sus responsables, en la peripecia cíclica. Los originarios de un único pensamiento; se depositan en las sucesiones de entendidos y desafortunados, desconsolados se aúnan en la derrota para debatir porque los hombres nunca lloran. Como así mismo; se anotician sobre la maravilla de la media naranja madura; la cual intenta, por una tesis natural, caer sin su otra mitad. Ecológicamente incorrecto, paradigmática y relevante se hace cronológica la condena implícita. Inclusive los impropios, escasos de bendición, encuentran pertenencia en las vulgaridades ajenas. Mandinga y sus gualichos se resignan a la cruenta versión de los acontecimientos, y al proverbial asueto de la buenaventura. Su consuelo se torna pretexto, con un leve indicio de abandono lo reprime. Y se prodiga malicioso, a la buena de Dios.

SISELLA

Author: EL AERONAUTA /

Se arrojara al aire, dulce Paloma, en su vuelo primigenio. La acompañaran las corrientes de un cambio necesariamente propicio, para la gnosis de nuestras urgencias. Que seduzca tu batir de alas al arcaico viento, habitual, ciclotímico pero eficaz. Siempre rebelde en el planeo hacia la concreción, insurgente serán tus principales tareas cristianas, con una bella sonrisa para el plazo de alguna pequeña ligereza. Constantemente libre en mis manos de hálito, de sol de abril, de diez deseos. Volara dulce Paloma, en el verde firmamento de los ojos de quien te aloja, siempre remota la carencia se hará polvo del caminante. Reirá agraciada, por la virtud de reproducir las huellas nubosas de los que no pueden disimular su hallazgo. Jugara, Paloma, en los pasillos del cielo. Su distracción holgada y sistémica, hará caso omiso a cada uno de los pasos en su rayuela etérea. Siempre soplaran nuevos recados, en la espera de nuevas revelaciones que deparará nuestra iniciativa aérea. Siempre faltara lo innecesario y el incremento será la cuantidad de los enaltecidos espíritus acrobáticos; los que no conformes con los limites dérmicos, se alzan presurosos en busca de algunas preguntas. Disfrutaras, dulce Paloma, de las bondades de tu estirpe alada y la solemnidad de cada instante imaginado será tu principio... Repiquetea tu incipiente corazón inquieto, y se deposita lánguido en los textos de la propulsión del que suscribe. Para irrumpir, a continuación, en esta intemperie anidada y compartida.

(A mi aerodinámica hija)

DE PENA Y DE MUERTE

Author: EL AERONAUTA /

Los señores feudales arrojan el grito hacia el cielo, exigiendo a su Dios cumplir sus labores con idoneidad. Están signados a solicitarlo en esos términos, porque su legado le impide suplicar. Los patronos de las frivolidades se manifiestan y apuntan a las sienes de los que se mueren sin avisar. Afligidos, lamentan ser tan inclementes ante la gracia ajena. Los dueños de los bolsillos, aseguran que nuestro dinero ha extraviado su valor. Porque su moneda bravía esta respaldada por su cinismo en alza. Los empresarios de los ojos y los dientes acumulan rentabilidad por cualquier venganza que acontezca. Y reclaman tolerancia cero para los que respiran su oxigeno, sin tener la delicadeza de abonarlo. Los júbilos de la utilidad indican una merma en la procreación indigente, no quiera la naturaleza humillarse con un menester tan burdo. La burguesía intransigente reconoce lo desmedido, la redistribución de sus valores agregados, la penuria federal y su caridad unitaria. Los nobles habitantes de este suelo efímero, se alzan por sus sudores fríos y recuerdan los redobles de sus inconsciencias. La melancolía de aquellos días reorganizados, derechos y humanos. Los enajenados multisolitarios, protestan por la abolición de sus enmiendas; y confiesan ante un pedófilo apostólico romano. Que no posee sentido menospreciar lo inevitable, puesto que la muerte puede ser un legítimo recurso para evitar el hambre, la pobreza y la sobrepoblación.

A OTRO LADO

Author: EL AERONAUTA /

El medio siglo se hizo huraño, sustrayendo un verano de pies fríos. Terminal, en la última espera de los surcos expeditivos de tu esquivo reflejo. Se transporta la vida al final de sus días, donde el resguardo se transforma en un polisón absurdo. Y finito se corta el contrapunto de los sueños libertinos, de esta muerte insaciable. Un viaje más reclama incesantes tus latidos, uno más aunque sea donde la vida quiera. Hacia el viento que susurra diluvio para tu oído desolado, y su aroma contiene la tierra que imaginas. Hacia la luna llena de los eclipsados, por la falta de intercambio lumínico, brilla y brilla el corazón errante de los compases oscuros. Hacia el estadio existencial de la locura transitoria, donde la afirmación nos conduce al síntoma y la negación hacia la cruenta realidad. Hacia cada uno de los relámpagos y truenos que anuncian las lágrimas, demasiada belleza de luz y sonido para una rudimentaria tristeza. Hacia la libertad de todos los movimientos del espíritu, desde toda amplitud nómada hasta el diminuto circulo que señala el acceso. Hacia donde se aloja la imaginación nocturna, hacia la melancólica y estrellada formación de cúmulos pensamientos. La voz del arrullo detiene el desplazamiento, altera los palpitos y murmura despacio a tu oído; que es el momento de ser parte de la brisa serrana y propagarte en el fastuoso limbo de Luca. Para que sea tu alma otra habitante celeste, del cielo que todos miramos.


(A Alejandro Sokol)